Hace poco tuve la gran suerte de conocer a una pareja encantadora, no solo por la bella personalidad y carisma que ambos transmitían, sino que me recordaban el por qué me apasiona tanto ser fotógrafo de bodas. Disfruto con esos pequeños momentos donde surge la chispa del amor. La verdad es que me emociona llegar a casa y ver la naturalidad y pureza con la que cada uno vive su amor y lo mejor, eternizar esos instantes que van a perdurar toda la vida. Hoy os mostraré una sesión de fotos pre boda en Antioquía, pero antes lo más importante: Os presento a Priscilla y Bruno:

Decidimos hacer la sesión de fotos pre-boda en un pequeño pueblo ubicado a 75 kilómetros de Lima llamado Antioquía. El camino fue muy ameno aunque fueran casi dos horas y media de trayecto. Disfruté conocerlos un poco más y también no reímos mucho, ya que el camino es trocha (camino de tierra no asfaltado), pero fue encantador compartir ese tiempo con ellos. Nos comentaban que tenían ganas de hacer un viaje a algún pueblo como Canta, pero por diferentes razones no habían podido. ¡Este pequeño viaje fue como caído del cielo!
Luego de tanta carretera de tierra, baches, sube, baja, polvo y ¡vistas hermosas! (no todo va a ser malo) llegamos al pequeño y apacible pueblo donde empezamos con las fotos. Este lugar es muy tranquilo y sus casas están todas decoradas con pinturas muy coloridas de muchos animales, flores y ángeles. Desde el primer momento con la pareja hubieron risas, mimos, muecas y un comprensible desconcierto, ya que no siempre se está acostumbrado a estar frente a una cámara. Por eso me alejé y empecé a tomar fotos, para que entraran en confianza y se dejaran llevar. Las caricias, besos y la gran personalidad de ambos comenzó a surgir con naturalidad frente a mí.
Luego al volver a Lima, fuimos a comernos unas pizzas y alitas. ¡Estábamos hambrientos! ¡Ñammm!Ah, se me olvidaba: ¡En el pueblo venden un jugo (zumo) de membrillo que es de la zona y está espectacular!
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